jueves, 30 de agosto de 2012

Un saludo a los compañeros de Newco y Spanair

Desde este foro quiero enviar un caluroso saludo a los que fueron compañeros de esta compañía de handling y esta compañía aérea que nos acompaño durante buena parte de nuestras carreras profesionales. Tengo muchos amigos ahí dentro y sólo puedo desearos lo mejor. Espero que cada uno de vosotros encontréis un puesto de trabajo en el que se os respete por la profesionalidad que habéis demostrado hasta el último momento.
Muchos pasamos por esa casa en uno u otra ocasión, y a todos nos dejasteis una gran impresión. Ésa era una casa donde el compañerismo y la camaradería reinaban.
Desgraciadamente desde que Spanair dejó de operar su hub en Madrid las cosas comenzaron a funcionar diferente, con otras prioridades y objetivos, pero mantuvisteis una profesionalidad digna de mención y seguisteis luchando para conseguir sacar el trabajo adelante.
Alguien debía rendiros un homenaje, y este humilde rincón quiere hacerlo y quiere desearos la mejor de las suertes. También quiero agradeceros por enseñarnos a tantos profesionales de la aviación que nacimos en vuestro seno.
Un abrazo amigos y gracias.

Para habernos matado

Este documento lleva circulando unas 3 semanas por Internet y sucedió en Estados Unidos. Afortunadamente todos los ocupantes sobrevivieron a este aparatoso accidente que seguramente podría haberse evitado con una carga y centrado correcta, o con el aborto del despegue a tiempo. Este excepcional documento quiere servir de llamamiento a la prudencia a todos los que volamos o formamos parte de esta familia.


Ryanair - Golpe contra B767 de AA

La piloto de un Boeing 737 de Ryanair despegó del aeropuerto de Barcelona con un ala del avión dañada, tras golpear a otro aparato de American Airlines en la pista de El Prat, pese a las airadas protestas de los pasajeros
Más información sobre esta compañía irlandesa de bajo coste. Ryanair opera en 22 aeropuertos y 11 de sus 44 bases se encuentran en España.

Todos los que formamos parte de la gran familia de la aviación tenemos siempre una idea en la cabeza: la "seguridad del vuelo". Es lo más importante y la causa de muchos dolores de cabeza para todos; pilotos y TCPs, pero también mecánicos, agentes de facturación y embarque, operaciones, etc. 
Cualquier cosa, literalmente, puede prender la mecha de la temida cadena de errores que determinan un accidente/incidente. Puede ser  un procedimiento que se desvía de nuestro manual de operaciones, puede ser un problema inesperado que surge y que nos pasa inadvertido o puede ser un suceso fortuito, como éste. 
Es bastante extraño que ninguna de las dos tripulaciones notasen el roce de los dos aviones, aunque según el informe de la CIAIAC varios pasajeros de Ryanair alertaron inmediatamente a las TCPs (Tripulantes de Cabina de Pasaje) que a su vez notificaron a los pilotos. Pero se cometiendo varios errores, afirman. En primer lugar se contravinieron los procedimientos de la comapañía al avisar únicamente a la cabina con un tono en lugar de tres, para cualquier información de emergencia. Y posteriormente se informa a la comandante minimizando la gravedad de los hechos descritos por los pasajeros. 
No es nada personal contra esta compañía, pero ya son varios avisos, y el que avisa, que decía mi abuelo, no es traidor. 


 INFORMACIÓN

La piloto de un Boeing 737 de Ryanair despegó del aeropuerto de Barcelona con un ala del avión dañada, tras golpear a otro aparato de American Airlines en la pista de El Prat, pese a las airadas protestas de los pasajeros. Éstos alertaron del incidente a las azafatas de la low cost irlandesa, pero la comandante, que no se había percatado de la colisión, ignoró las quejas y emprendió el vuelo a Ibiza. La otra aeronave cruzó el Atlántico rumbo a Nueva York con una profunda brecha en la cola provocada por el choque, que también pasó inadvertido para su tripulación.

Un informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil, organismo adscrito al Ministerio de Fomento, revela que la falta de entendimiento entre los pasajeros y los tripulantes de cabina del Boeing de Ryanair, ninguno de los cuales hablaba castellano, y la deficiente comunicación entre éstos y los pilotos, que no dieron credibilidad a la información recibida, fueron las causas principales de un suceso que pudo haber acabado en tragedia.

Los hechos a los que se refiere el informe, recientemente concluido, ocurrieron el 14 de abril del pasado año en El Prat. Un Boeing 737 de Ryanair con destino a Ibiza y 169 pasajeros a bordo colisionó en tierra con un Boeing 767 de American Airlines que se disponía a despegar hacia Nueva York con 225 pasajeros. Cuando el primero alcanzó el final de la calle de rodadura y se situó en la zona de espera de la cabecera de pista 25-L para recibir la autorización de despegue de la torre de control, se encontró con la aeronave de American Airlines estacionada allí aguardando su turno. Al rodear a ésta por su parte trasera para avanzar hacia su posición en la pista, el avión de Ryanair golpeó con su ala derecha el estabilizador de cola del otro aparato.

No hablaban castellano

Pese a los visibles daños causados en el 767 de American Airlines, el choque pasó inadvertido para las tripulaciones de ambas aeronaves. Pero varios pasajeros de Ryanair que habían observado desde sus ventanillas la deficiente maniobra llevada a cabo por la piloto del avión y sus consecuencias, alertaron inmediatamente a las azafatas, que no comprendieron el motivo de la inquietud y el nerviosismo de aquéllos porque no hablaban castellano. Finalmente, un pasajero se dirigió en inglés a una de ellas y le explicó lo ocurrido. La tripulante de cabina informó entonces a la sobrecargo, y ésta le ordenó que avisara a la comandante y su copiloto.

Así lo hizo la azafata, pero cometiendo varios errores, según se desprende del informe. El primero, llamar desde el interfono de la cabina de pasajeros con un solo tono, pese a que los procedimientos de Ryanair establecen que los avisos de emergencia a los pilotos deberán ser siempre de tres tonos. El segundo, informar a la comandante minimizando la gravedad de los hechos. Y, por último, asegurando a ésta que "un pasajero se quejaba de que había observado un contacto" entre los dos aviones, cuando en realidad fueron varios los pasajeros que dieron la voz de alarma.

Los investigadores de la Comisión de Accidentes, que entrevistaron posteriormente a la piloto de Ryanair para elaborar su informe, señalan en el mismo: "La comandante remarcó que entendió que había sido un solo pasajero el que había visto el contacto, y no varios como luego averiguó. Manifestó que probablemente su decisión de continuar el vuelo hubiera sido distinta si hubiera sabido que fueron varios". La azafata, entrevistada también por la comisión, confesó que se dirigió a la piloto en estos términos: "Perdone que la moleste. Sé que se supone que no debo. Sólo para su información...", en un tono que contribuyó a restar gravedad a lo ocurrido. Por si fuera poco, la comandante respondió a la azafata que "habían pasado cerca" del aparato de American Airlines, "pero que no se habían tocado".

"Rotura en el estabilizador"

El informe añade que "otro indicio de la deficiente comunicación es el hecho de que, al relatar la conversación con la comandante, la TCP [tripulante de cabina de pasajeros o azafata] calificó la explicación que aquella le dió como 'en términos de aviación', dando a entender que no estaba familiarizada con el lenguaje utilizado por la piloto". Y concluye que "el hecho de que la comandante entendiera que solamente fue un pasajero, y no varios, el que informó de la colisión, corrobora los defectos de comunicación y fue determinante en la evaluación que hizo de la situación, tal y como ella mismo manifestó".

Haciendo caso omiso a las reclamaciones de los pasajeros, el Boeing de Ryanair despegó en dirección a Ibiza con "daños en el winglet del semiplano derecho". Y el aparato de American Airlines, que no fue alertado por la tripulación de la compañía irlandesa, puso rumbo a Nueva York con "una rotura en la parte externa del estabilizador horizontal izquierdo". Al llegar a su destino, la piloto de Ryanair comprobó mediante una inspección ocular del aparato que los pasajeros tenían razón, por lo que dio aviso urgente a sus superiores. Ryanair se puso entonces en contacto con American Airlines para informar del suceso, pero el avión se encontraba en esos momentos cruzando el Atlántico. Afortunadamente para sus 225 pasajeros y sus 14 tripulantes, la cadena de errores cometida por el personal de Ryanair no tuvo consecuencias fatales.  

miércoles, 29 de agosto de 2012

Ryanair - Cortos de combustible


Un interesante vídeo sobre la noticia publicada ya hace unos días de una compañía de bajo coste llamada Rayanair. La noticia decía así:

Ryanair: cómo ganar dinero apurando el combustible


La investigación abierta a Rynair por los tres aterrizajes de emergencia que tuvo que realizar en Valencia han puesto en tela de juicio las políticas de ahorro de las compañías aéreas.
"Cuando llegaba a la oficina a veces encontraba notas de ánimo para los pilotos, era como una especie de competición para ver quién gastaba menos combustible". Habla Miguel C., ex azafato de Ryanair y remacha: "ahorrar combustible es, sin duda, una obsesión de la compañía".

El debate sobre las dudosas prácticas de reducción de gastos de la low cost volvía a ponerse sobre la mesa hace un par de semanas. Una tormenta eléctrica en Madrid obligó a desviar el tráfico aéreo al aeropuerto de Valencia, entre los afectados se encontraban aviones de Ryanair.

Lo normal en estos casos es que las areonaves se mantengan a la espera de recibir el permiso de aterrizaje. Sin embargo, un "mayday" emitido por tres aeronaves de la compañía de bajo coste, alertando de la falta de combustible, obligaba a priorizar sus aterrizajes.

Comenzaban las turbulencias para Ryanair: los controladores aseguraban que su actuación junto a la de los pilotos había evitado "males mayores"Sepla recordaba que llevaba años llamando la atención sobre "la seguridad de muchas de las operaciones de Ryanair" y la Agencia Estatal de Seguridad Aérea abría una investigación para comprobar si la aerolínea opera de forma segura.

"Hay que evitar que una persona se vea con tres situaciones de emergencia en vuelo", afirman desde la Asociación Profesional de Controladores. "De todas formas, nosotros no queremos personalizar el comprotamiento sólo en Ryanair porque cada vez son más las compañías que van a límite".

Según las normas europeas de seguridad aérea, todo avión de pasajeros debe cargar combustible suficiente como para mantenerse en el aire entre 30 y 45 minutos más de lo que exige su trayecto. Deben incluir carburante para llegar a uno de los denominados 'aeropuertos alternativos' por si surge la eventualidad de que no pueda aterrizar en el destino por cualquier motivo.

"Es cierto que Ryanair mete menos combustible que el resto de compañías para un mismo vuelo", explica Miguel C. "Su intención es ahorrar peso, cuando más combustible metes más pesa el avión y más consume". No obstante, el azafato subraya que durante el tiempo que estuvo en la compañía, siempre se respetó "lo estipulado por la ley".

Y yo... ¿Dónde me siento?

La compañía low cost también ahorra y saca partido de la distribución de los asientos. Aquéllos que hayan volado con Ryanair se habrán encontrado más de una vez con la imposibilidad de sentarse en las primeras filas del avión, e incluso a veces en las últimas.

"A los pasajeros les decimos que se hace por temas de reparto de peso en el avión y que así no le cueste despegar", afirma el azafato, "y es verdad, aunque la razón principal es que así ahorras combustible y el objetivo de la compañía es ahorra al máximo en todo lo que se pueda".

Asimismo, con el objetivo de sacar el máximo rendimiento a la venta de billetes, desde hace unos meses la compañía ya permite la reserva de asientos que oferta como "extra large". Eso puestos son en realidad las salidas de emergencia del avión y su reserva aumenta en 10 euros el precio de nuestro billete.

Fuentes de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) aseguran que esos lugares requieren un control ya que no pueden ser ocupados por personas en edad avanzada o con niños. Recuerdan además que "deben ser personas que además comprendan el idioma que habla la tripulación. Si las azafatas sólo hablan inglés, los pasajeros que tomen esos asientos tendrán que entenderlo".

A todos lados con prisas

En un tiempo récord, 25 minutos, el personal de un vuelo de Ryanair tiene la orden de descargar pasajeros y maletas, reponer combustible, limpiar el avión, volver a embarcar pasajeros y maletas y despegar. "Es todo estrés y rapidez", asegura Miguel C., "las cosas como todo, si se hacen rápido es más probable que se cometa un error que si lo haces despacio y bien".

Los motivos económicos están detrás también de esa celeridad que impone la compañía a sus trabajadores. "Los aeropuertos te cobran según el tiempo que estés, por eso Ryanair lo minimiza para pagar lo mínimo y ahorrar el máximo".

Aún así, el joven subraya que confía en la seguridad de la compañía. "Yo estuve viviendo un tiempo con uno de los ingenieros y me aseguró que nunca en la vida había visto una forma de trabajar con mejores procedimientos, tecnología y seguridad".

La investigación

El pasado jueves, el controvertido presidente de la low cost, Michael O'Leary, aseguraba que emprendería acciones legales contra el sindicato de pilotos Sepla por "difamación" y aseguraba que ni los pasajeros ni los aviones de Ryanair habían estado expuestos "a ningún tipo de riesgo".

Habrá que esperar a la investigación abierta por AESA tras los aterrizajes de emergencia que promete esclarecer si la aerolínea operaba por debajo del mínimo de combustible exigido. Mientras tanto, parece que la compañía es capaz de hacer del defecto virtud y sacar tajada incluso de incidentes desafortunados como los aterrizajes de emergencia. Y es que según O'Leary, gracias a la publicidad que consiguieron, "las ventas de billetes se han disparado".

Un día de Operación Normal


La actividad de un día cualquiera comienza para muchos a la hora de sacar el uniforme del armario y recordar que las camisas están aún sin planchar; para otros aventajados no lo hace hasta que llegan al aeropuerto y saborean algo de café de la cafetera de la oficina. En ambos casos el final es parecido, después de muchas horas de turno y con el cansancio acumulado de varios días, algo de inevitable complacencia se amontona  en tu mente y acaba siendo directamente proporcionales a los problemas que se amontonan a la hora de querer dar por terminado el día. Se trata de algo que descubres una y otra vez, como si fuese la primera, cada vez que te dispones a terminar de cuadrar tu vuelo y rellenar la papelería correspondiente. Pero para eso aún quedan muchas horas.
Tengo la impresión de que hoy va a ser un buen día, pienso mientras saludo con un “buenos días” a todos los que hoy trabajarán conmigo. Los vuelos van llenos, operación normal, una meteorología envidiable y ningún requerimiento especial. Sé que los ánimos luego decaerán, ya son muchos días y muchas noches dedicado a esta profesión, y cuando las horas se acumulan en las piernas uno empieza a desear que el cordón se le desate para poder agacharte a atarlo.
Tras el briefing, en el que nos insisten en cosas que son completamente obvias pero a las que no muchos prestan la atención debida (dónde sentar a mamás con infantes, cómo asignar asientos en un avión y cómo en otro en función del número de pasajeros, etc.). Tantos mis compañeros como yo no somos seres perfectos, pero si es cierto que algunos tienden siempre a lo más fácil, logrando a veces conseguir poner en peligro la puntualidad de tu avión con problemas a la hora del embarque o con la tripulación de abordo. Más de una vez me ha tocado bajarme a hablar con el sobrecargo de turno para cambiar a niños de corta edad de los asientos en salida de emergencia, cuando no negociar con la TCP si un pasajero debe llevar oxígeno durante el vuelo, a pesar de que el médico así lo pone explícitamente en un informe oficial. Como dice un amigo mío “en XXX cualquier cosa es posible, y siempre será algo aún más sorprendente que la anterior”.
Antes de salir a “la arena” siempre hacemos un poco de tiempo. Aprovechas para revisar la corbata preparar la documentación de tu vuelo y te persignas para evitar que ninguna de las maldiciones que oirás a lo largo del día termine por cumplirse.
Siempre he pensado que hay tres tipos de pasajeros: los que son amables por su forma de ser, los que son amables porque quieren algo de ti y que cuando no se lo das se olvidan de serlo, y los que de entrada te andan buscando las cosquillas detrás de la oreja… Los más complicados de tratar para mí son los segundos, nunca sabes donde está el punto de ruptura y por tanto cuándo dejarán de ser amables y pasarán a maldecirte (de pensamiento o palabra). Muchas veces ya te la ves venir, pero otras veces te sorprende tanto que te da hasta pena pensar… “vaya, con lo bien que íbamos”.
La terminal donde trabajo es relativamente moderna, casi sin tiendas, y bastante mal organizada en general. En el control de seguridad siempre hay colas y los agentes son, para variar, bastante desagradables.  Si quieres comer hay un par de lugares, comida rápida, nada serio, ¡ah! Eso sí, y un bar, para hartarte a cervezas y poder llegar bien borracho al avión, deporte nacional en este país.
El momento en el que eres más vulnerable, o sea, cuando cualquier pasajero te puede preguntar “literalmente” cualquier cosa, es en el trayecto desde la oficina hasta los puestos de facturación de la aerolínea. A mí un viajero me ha llegado a “exigir” que le acompañase a los mostradores de su aerolínea, porque era personal del aeropuerto. Cualquiera que trabaje en el trato al cliente sabe que duro es responder  una y otra y otra y otra y otra y otra y otra vez a la misma pregunta y lo curioso que es comprobar como, cuando la gente entra por la puerta de la terminal, siempre tiende a olvidarse el cerebro en el coche, aunque hay otra teoría muy extendida que dice que cuando uno entra en el aeropuerto hay un ventilador en la puerta que hace que los cerebros salgan de los cuerpos de los pasajeros y ya no vuelvan, al menos por un rato. Yo no lo tengo muy claro.
Llegado al mostrador asignado, comienza el juego del “no me chilles, que no te veo”, que consiste en no mirar a los pasajeros porque pensarán que estás listo para atenderlos cuando aún no has colocado ni tus etiquetas para las maletas en la impresora. Siempre hay uno, y esto es un cálculo científico según me han comentado, que se acerca a preguntarte “Disculpe ¿es esta la aerolínea XXX?, a lo que tú sólo puedes responder mirando a tu espalda  y releyendo el cartel de 10 metros cuadrados que pone bien grande XXX. Entonces te vuelves y el señor suele irse entre avergonzado e incómodo.
El trato con los pasajeros suele ser amable, hay días que no son tus mejores y días en que no son lo suyos, y eso hay que comprenderlo. No todos amanecemos con el pie derecho, que decía mi abuelo. La mañana pasa entre peleas por no pagar excesos de equipaje y risas por cometarios sobre un partido de fútbol entre el Madrid y el Barcelona y de cómo robaron al Madrid un penalti. Hasta que llega uno, de esos del tercer tipo que describía arriba, encantado de conocerse y con un ego que incluso supera los ceros de su cuenta corriente, y quiere un ascenso a primera clase:
-          Buenos días, bienvenido a XXX, ¿Cómo puedo ayudarle?
-          - Tengo un viaje a –pongamos– Helsinki, pero quiero un ascenso. Esta es mi tarjeta superviajero frecuente clase negra.
-          - Señor, será un placer ayudarle, pero lamento informarle que la clase ejecutiva y la primera clase están llenas para este vuelo.
-          - No, usted no me ha entendido. Soy YYY y tengo una tarjeta superviajero frecuente clase negra y quiero un ascenso, así que consígamelo. Seguro que no está completo.
-           - Lamento comunicarle nuevamente que tanto nuestra clase ejecutiva como primera están completas en el día de hoy. Si le parece le puedo asignar un asiento en salida de emergencia en ventanilla.
DESPUÉS DE MUCHO DIALOGAR
-            -  Está bien, deme la salida de emergencia pero en pasillo, odio la ventanilla.
-     - Señor lamento comunicarle que durante nuestra conversación alguien ocupó la salida de emergencia, así que me temo que ya no puedo asignársela.
-          - ¡Pero bueno, que clase de aerolínea es esta! ¡Voy a poner una reclamación, deme su nombre ahora mismo! ¡Qué trato más denigrante!
-          - Señor le informe que teníamos disponible una salida de emergencia en ventanilla hace 15 minutos, en este momento ya no está disponible.
-          - ¡Pero usted me prometio…!
-          - Lamento no poder hacer más por usted, pero la salida de emergencia ya está ocupada.
 Por no seguir mucho más con esta conversación tan interesante, diré que el caballero formuló una queja contra mí y mi supervisor, aunque no sé si terminará por hacerse efectiva.

Tras ejercitar un rato la paciencia que Dios bajado del cielo me dio en su momento, iba siendo hora de marcharme a la sala de embarque del vuelo. Mis compañeros me dieron algunos pasabordos que debía cambiar y una comunicación para una pasajera. Al llegar a la sala, siempre hacemos anuncios dando la bienvenida al vuelo y unas reglas generales de embarque y comprobación de la documentación. Es procedimiento habitual que cuando terminas este anuncio se acerquen seis o siete personas a preguntar si el vuelo que se va a abordar es el mismo que acabas de decir 30 segundos antes, y efectivamente, por sorpresa no ha cambiado.
Al terminar dichos anuncios, llamé a los dos pasajeros que debía cambiar las tarjetas de embarque. Se había producido un error en el sistema y ellos ya no podrían viajar en primera clase, lo cual fue motivo de cierto malestar para los señores, que tras llamarme incompetente me pidieron mi nombre. Otra queja.
Mi compañera y yo comentabamos los planes para el fin de semana mientras comprobábamos que todo estaba preparado para comenzar el embarque. En mitad de la conversación llegó la tripulación del vuelo. Para un avión como el nuestro (hoy es un 737-400) la tripulación son 2 pilotos y 3 TCP (Tripulante de Cabina de Pasaje). Antes de que ellos lleguen, y aunque no es procedimiento normal de la compañía, yo bajo al avión a compruebo que ya está limpio y que catering ya surtió las comidas que se darán en el vuelo, si me queda algo de tiempo las cuento. Con esto me aseguro de que no habrá problemas una vez ellos pasen y comiencen la revisión de la aeronave. Como todas las personas, pilotos y tripulantes los hay buenos, regulares y malos a más no poder. Y, también como todos, tienen días buenos y malos. Mi aerolínea es bastante grande, pero con el paso de los años, ya nos conocemos casi todos, al menos de cara. Así que ya sabemos a que atenernos. Mi trato suele ser amable, de compañeros, pero en ocasiones lo que recibo no son buenas palabras sino actitudes descorteses, pero como ya he dicho, todos tenemos días buenos y otros no tanto.
Normalmente damos unos 10 minutos de cortesía para que los tripulantes se acomoden y revisen el avión. Hoy el sobrecargo del vuelo es bastante especialito y se hace de rogar. A 20 minutos de la salida me dice que está listo para recibir pasaje. El procedimiento de embarque en mi aerolínea dura 30 minutos, así que si nos vamos tarde porque tardamos más de 20 minutos en abordar al pasaje, ya tengo a quien echarle la culpa, así pues apunto la hora del OK.
Todo marcha sobre ruedas. El vuelo va bastante lleno, pero aún queda unos asientos en turista, así que no tardaremos más de 15 minutos en tenerlos a todos dentro.



Una vez todos a bordo y cuadrado el pasaje con el conteo de los tripulantes y los que nosotros dejamos pasar por la puerta sólo queda que los capitanes terminen los papeles con el compañero de operaciones y todo listo.
Otro día más en el aeropuerto, otro día de Operación Normal.